Comer pescado, hacer sacrificios, reflexionar, recogerse, rezar mucho y asistir a las procesiones y ceremonias religiosas son las prácticas más comunes durante los días de la Semana Santa, aunque también muchos opten por irse de paseo. Otro clásico de estos días son las películas religiosas en la televisión: horas y horas de gladiadores romanos, héroes de la Biblia y la vida de Jesús y su vía crucis.
Viajemos por América Latina en esta Semana Santa:
COLOMBIA TENTADA
En Colombia, el país del Sagrado Corazón de Jesús, bien sea por fe y convencimiento de un cambio interior o por por tradición automática, los católicos adoptan por estos días un estilo de vida distinto al acostumbrado el resto del año: no beben alcohol, no comen carne, no van a los juegos de azar, evitan la rumba, no hacen trabajos pesados, acuden a misa, a procesiones y rituales religiosos y hacen obras de caridad.
“No se trata de actuar de cierto modo por temor, sino por convicción. La Semana Santa tiene como objetivo transformar nuestra vida en una mejor, más provechosa para nosotros y para quienes nos rodean” advirte el sacerdote Juan Arsuad.
“Para muchos dejar de comer carne se logra sin esfuerzo, en cambio sería más duro no ver televisión, no fumar, no salir a la calle. La idea es que haya un sacrificio honesto, que nos unamos al dolor que sintió Jesús durante su padecimiento y muerte”, explica.
Los colombianos cambian la carne roja por el pescado, en una mal entendida vigilia. Otros entienden que se trata de no tener relaciones sexuales.
“Las enseñanzas impartidas en otra época por nuestros abuelos actúan sobre la base del miedo y el temor de Dios”, comenta el padre Arsuad. “Prohibir por ser pecado, no hacer por temor al castigo, al infierno”.
Por eso, tradicionalmente se ha dicho que quienes sostengan relaciones sexuales el Jueves o el Viernes Santo se quedarán pegados literalmente a su pareja para siempre.
Según el diácono Edwin López “a lo que aluden estas solicitudes es a abstenerse de caer en tentaciones. Se trata de imitar el proceder correcto de Jesús cuando el demonio lo tentó en el desierto”.
Los rituales de la Semana Santa buscan que los cristianos compartan el dolor que sintió Jesús en la cruz y lleguen a ser personas conscientes y mejores para la sociedad.
Así mismo opina el sacerdote Óscar Alzate: “El asunto no es que si sientes placer te condenas y si no lo sientes te canonizas. La Iglesia hace una petición que alude al respeto y a la convicción y es la de tomarse esa semana para compartir con quienes lo necesitan, para hacer penitencia y oración, porque eso nos lleva a la reflexión de nuestras vidas, genera un cambio positivo”.
ECUADOR Y SUS SEÑORES
En Ecuador dos procesiones de Viernes Santo han alcanzado renombre internacional: la del Cristo del Consuelo, en Guayaquil, y la del Señor del Gran Poder, en Quito.
La primera inició en 1960 gracias al sacerdote claretiano Ángel de María Canals, quien salió desde su parroquia Cristo del Consuelo, al sur de Guayaquil, para recorrer varias calles en torno a la iglesia principal.
La imagen fue tallada por un artesano cuencano y se le atribuyen milagros a quienes participan en la procesión. En 2010, unas 50 mil personas asistieron.
En Quito, este año recorrerá durante cinco horas las 40 cuadras tradicionales el Señor del Gran Poder, una imagen que reposa en la Iglesia San Francisco, en el centro histórico.
Esta tradición inició en 1961 y se destaca por el acompañamiento de los ‘cucuruchos’, personajes que visten túnicas y un bonete puntiagudo morado. El año anterior estuvieron 80 mil fieles.
Y en cuanto a culinaria ‘santa’, la fanesca es la reina: una sopa que se prepara con siete granos (alverjas, choclo, lenteja, poroto, habas, sambo, zapallo, limeño...), todo mezclado con bacalao seco y muy salado. Representa la última cena y los ingredientes representan a los apóstoles. Se debe compartir con amigos y vecinos.
REPÚBLICA DOMINICANA DULCE
El plato más emblemático de esta época del año en República Dominicana son las habichuelas con dulce, una crema de frijoles rojos preparada con azúcar, leche y especias. Se acompaña con pasas y galletas (vea la receta).
Suele degustarse durante la Cuaresma, pero es más común el Viernes Santo, cuando los dominicanos comparten una taza con la familia, amigos y vecinos.
En algunas zonas del sur se cocina también el chacá, un dulce a base de maíz, mientras en el este los domplines (unos rollos de harina de trigo) son los preferidos.
Todavía muchos se abstienen de comer carne el Viernes Santo y en su lugar se consume pescado, especialmente el bacalao, bautizado por muchos como el ‘rey de la Cuaresma’.
La procesión católica más importante es la del Domingo de Resurrección, que se realiza por las calles de la Ciudad Colonial. Mientras, la fiesta pagana más popular es el ‘gagá’, una celebración mágico religiosa que se desarrolla en las comunidades con fuerte descendencia africana.
PARAGUAY Y SU CENA
En Paraguay la mayor convocatoria ocurre el Domingo de Ramos. A temprana hora, la gente se reúne en las iglesias para que les bendigan la palmera ‘pindó’. Con ella, los abuelos arman pequeños amuletos que llevan los hijos y nietos como protección.
La gente se traslada al interior del país a visitar a los parientes y los que hacen turismo se van a Brasil o Argentina.
Quienes se quedan en Paraguay preparan la última cena del jueves: chipa, sopa paraguaya, asado, pollo, abundante comida porque el viernes no se cocina: se come lo que quedó del jueves, pero, eso sí, nada de carne roja.
El viernes es el día de mayor recogimiento y en el campo solían prohibir a los niños jugar o gritar. “Ni siquiera hay que pisar fuerte”, recomendaban como una forma de respeto por el día más sagrado de la Semana Santa.
En la Pascua Joven, preparada especialmente para los jóvenes en las iglesias, hay jolgorio, aguardando con una peña el domingo de Resurrección.
Si se está en el campo, la tradición es arrodillarse, rezar un Padre Nuestro y un Ave María y recibir unas palmadas de parte de los abuelos, “para la buena suerte”.
En Asunción se recorren siete iglesias agradeciendo por el sacrificio hecho por Jesús, y a Tañarandy (que en guaraní significa Tierra de los irreductibles, en la imagen), cada año van miles de personas a participar de la procesión iluminada con antorchas y candiles.
PERÚ Y MALA RABIA
Los peruanos más religiosos, recorren siete iglesias, en las que rezan y tocan agua bendita y participan de las procesiones llenas de colorido y fervor.
Se consume solo pescado, pero en el norte se come mala rabia al almuerzo: arroz con frijoles, pescado seco salado y un aderezo de plátano maduro con queso.
En los últimos años los jóvenes se han alejado de la tradición religiosa, un grueso de ellos sale de viaje y abunda el licor y la fiesta.
Eso sí, algunos peruanos van a Ayacucho, la ciudad con más iglesias, para participar de las celebraciones.
Y no faltan los que se quedan en casa y se dedican a ver películas religiosas, lo único que se transmite en la televisión.
Es muy usual que los grupos de teatro de las parroquias escenifiquen la muerte pasión y resurrección de Cristo.
La más popular es la que se escenifica en el Cerro San Cristóbal en Lima.
BOLIVIA, DOCE PLATOS DOCE APÓSTOLES
En Bolivia las tradiciones de Semana Santa se siguen “al pie de la letra”. Ya el domingo de Ramos, los feligreses acudieron a las iglesias con palmas, para emular la entrada de Jesús a Jerusalén, luego se repiten los rituales de lavado de pies y la visita a catorce iglesias en Jueves Santo.
Se trata de recorrer las catorce estaciones, como lo hiciera Cristo con la cruz, orando en cada una. Y aunque en los últimos años los negocios perjudicaron a los fieles, porque decenas de vendedores de chocolates de Pascua y otros se asientan en las puertas de las iglesias, la gente continúa practicando el ritual.
La tradición más grande de los bolivianos es la comida del Viernes Santo. Hasta hace algunos años, cuando los precios aún no habían subido tanto, varias familias se encargaban de preparar doce platillos de comida, en honor a los doce apóstoles del Señor.
Hoy, pese a la crisis, el pescado y los mariscos son los más apetecidos, mientras que quienes no pueden comprarlos porque también subieron su coste, apelan a la comida criolla o a unas algas de importación que llegan de Perú y Chile.
La lista de platillos es variada: chupe de camarones, pejerrey, sábalo, ispi, wallaque (sopa de pescado del lago Titikaka), papas a la huancaina y pejtu de habas entre otros.
Ya para el día de Pascua, se ha puesto de moda comer los huevos de chocolate, como en ocurre en Estados Unidos, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y México, además de Polonia, Alemania y República Checa, entre otros países
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