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23 de enero de 2011

México, un gran Director y un nuevo desafío

Yo confío en el pasado: José Luis Ibáñez

La verdad sospechosa y El divino Narciso constituyen una fuerza desconocida e inexplorada, dice en entrevista el destacado director teatral, quien impartirá un curso sobre Ruiz de Alarcón y Sor Juana.

Mucho se habla en México de Juan Ruiz de Alarcón y de Sor Juana Inés de la Cruz. Desgraciadamente, pocas veces se ha montado La verdad sospechosa, la obra más conocida del primero, mientras que El divino Narciso de Sor Juana nunca se ha presentado integralmente.

Lo anterior es señalado por José Luis Ibáñez, quien impartirá el curso Ruiz de Alarcón y Sor Juana, teatralidades sospechosas a dos lados del Atlántico dentro del ciclo Grandes Maestros organizado por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM. El director de teatro, traductor, catedrático y alguna vez cineasta abordará a ambos autores desde el punto de vista del montaje teatral en cinco conferencias que impartirá en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario los martes de febrero y el 1 de marzo a las 11:00 horas (informes: 56 22 70 70 o cursosmagistralesunam@gmail.com).

Director de montajes como Asesinato en la catedral, Las criadas y El vestidor, Ibáñez afirma en entrevista que La verdad sospechosa y El divino Narciso constituyen “una fuerza desconocida e inexplorada porque casi nunca las representamos. Creo que no estamos atendiendo sostenidamente a estos autores y a estas obras que son de nuestro pasado”.

El propio José Luis Ibáñez no ha montado estas obras con toda la producción que se requiere y en una temporada regular, sino como parte de su labor docente. “En 1996 hice en el teatro Ruiz de Alarcón una lectura escenificada de La verdad sospechosa con un poco de movimiento para complementar una conferencia del doctor Sergio Fernández. Fue una única presentación de toda la obra leída”.

En 1995 Margo Glantz quedó al frente de la cátedra Sor Juana Inés de la Cruz en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM y lo invitó a iniciar un estudio de El divino Narciso, obra que, explica el director, “no ha llegado a nosotros en la integridad en la que supuestamente la mandó a Madrid. Lo que hemos recibido es lo que ha sobrevivido a muchos accidentes, en donde nos quedamos sin la partitura original —ni siquiera se sabe con exactitud si la hubo y se perdió, o sin nunca se escribió—. Hay muchas inseguridades, pero gracias a la obra del padre Méndez Plancarte y de la edición que hizo el Fondo de Cultura Económica, a partir más o menos de 1960 podemos leer, con la mayor limpieza y en el mejor estado, lo que durante muchos siglos quedó como un cuadro que es necesario restaurar”.

En 1999 se remodeló el Auditorio Justo Sierra en la FFyL, donde entre otras actividades se montarían las obras de teatro que se generaran en la facultad. Por la huelga y problemas de presupuesto el auditorio se reinauguró sin el equipo técnico. Ibáñez cumplió con el propósito de la cátedra: “Estudiar con alumnos y ver el funcionamiento de El divino Narciso de principio a fin frente a un público. Tuvimos algunas presentaciones corridas, no quiero decir íntegras, porque faltó la música, las luces y muchas otras cosas. Después pudimos hacer presentaciones esporádicas en otros foros, pero desde luego sin producción”.

“Antes que nada, yo confío en el pasado”, advierte el director teatral sobre la necesidad de montar las obras de Ruiz de Alarcón y Sor Juana. “Hay una polaridad en nuestro ambiente que no es difícil de comprobar: hay quienes básicamente desconfían y tienen sospechas de que heredamos un teatro que ya no funciona por razones X, y los que, como yo, tenemos fe y confianza en que ese pasado está esperando que lo toquemos con la confianza que merece un tesoro que hemos heredado, como una familia que heredó una fortuna a un pobre y el pobre no sabe qué hacer con ella porque es demasiado grande”.

Para el director es natural que no sepamos qué hacer con esta fortuna. Sin embargo, “es deseable que empecemos a tocar para que alguien llegue a saber, pero sobre todo para que continúe la transmisión, y no como ha sucedido en mi vida, que cada vez que hay un intento se ha interrumpido, se ha frustrado y ha sido necesario volver a levantar la piedra y volver a empezar. Pero va a llegar un momento en que, como en otros casos, la tradición sea la transmisión”.

Sor Juana y su ánimo de exploración

Conforme ha estudiado escénicamente El divino Narciso, José Luis Ibáñez afirma que “cualquier gente de teatro se da cuenta de que la obra está escrita con un ánimo de exploración, de experimentación e invención. Convida a que la tomemos con ese espíritu porque es una obra que no solamente cumple con una intención teológica X. Cualquiera de nosotros que toque la obra está en pleno derecho de tocarla no para apegarse a una perceptiva de cómo hay que plantearla, sino como una América a la que vamos a descubrir”. El hecho que Sor Juana haya realizado El divino Narciso en soneto es “un experimento tan atrevido como único en el teatro que se ha escrito en nuestra lengua —considera el director—. Por ello voy a hablar de cómo funciona ese soneto en la obra, no lo que es literariamente, sino plantear el atrevimiento que tuvo al haber escogido una forma que no tiene origen teatral para que fuera el momento decisivo y más peculiar de toda la composición del auto mismo”.
• Xavier Quirarte | Milenio | 2011-01-16

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