El 31 de octubre de este año 2011 se ha sobrepasado la cantidad de 7.000.000.000 de seres humanos y sigue aumentando. La enorme magnitud de esta cifra y de su ritmo de crecimiento se comprende mejor cuando recordamos que la humanidad tardó centenares de miles de años en alcanzar la cifra de mil millones y que, en cambio, en los últimos 60 años el aumento ha sido de 4500 millones. Tan solo entre 1960 y 2000 la población mundial se duplicó.
Son cifras que, naturalmente, preocupan a los expertos, porque nuestra especie utiliza ya alrededor del 40% de toda la producción fotosintética, es decir, casi tanto como la totalidad del resto de seres vivos. Y nuestra interacción con el medio es tan intensa que estamos contribuyendo a agotar recursos naturales básicos e incluso a modificar gravemente el clima y a extinguir miles de especies, rompiendo un equilibrio ecológico del que depende nuestra propia supervivencia.
Sabemos, sin embargo, que el crecimiento demográfico no es el único –y ni siquiera el más importante- de los problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad. Por eso Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo del UNFPA (Fondo de Población de Naciones Unidas), advierte en el reciente informe Estado de la población mundial 2011 de que la pregunta a hacerse no es si somos demasiado numerosos, sino ¿qué podemos hacer para que nuestro mundo sea mejor?
La pregunta sigue siendo, pues, la misma que nos venimos haciendo desde que se ha comprendido que estamos viviendo una insostenible situación de emergencia planetaria marcada por un conjunto de problemas estrechamente vinculados (contaminación plural y sin fronteras, cambio climático, agotamiento de recursos básicos, pérdida de diversidad biológica y cultural, pobreza extrema de millones de seres humanos, etc.) que tienen su origen en la búsqueda de beneficios particulares a corto plazo. La pregunta sigue siendo la misma, pero cobra mayor urgencia y dramatismo con cada nueva generación, en la medida en que no se adoptan las medidas necesarias.
Por supuesto, como el propio Babatunde Osotimehin señala, la estabilización de la población es un requisito indispensable para el logro de un futuro sostenible. Pero ello no remite a políticas coercitivas de control de la natalidad, sino a la extensión de la educación, a la erradicación de la pobreza y, muy particularmente, a la supresión de las barreras que impiden una maternidad y paternidad responsables. A este respecto, Robert Engelman, Presidente del Worldwatch Institute y experto en población mundial, nos recuerda que más del 40% de los embarazos que se producen en el mundo son no deseados. Por eso, la medida más eficaz para reducir la tasa de nacimientos es favorecer la participación de las mujeres en la toma de decisiones, incrementando su concienciación y protagonismo y suprimiendo las barreras que les impiden ejercer este derecho básico.
Pero hemos de insistir en que junto a este problema del crecimiento demográfico resulta aún más grave el consumismo depredador de un quinta parte de la humanidad, vinculado a un sistema socioeconómico que exige el crecimiento continuo de la producción de bienes, con el consiguiente consumo de recursos y de generación de residuos que degradan el planeta.
Se hace por tanto imperiosa la necesidad de un cambio profundo en el sistema productivo y en la organización social, para poner fin a la degradación del medio y a inaceptables desequilibrios. Por ello la UNFPA ha lanzado este mismo año, en que se ha alcanzado la cifra de siete mil millones, su campaña 7000 millones de seres humanos, 7000 millones de acciones. Una campaña para destacar, en un foro abierto, las acciones positivas realizadas por personas y organizaciones para el logro de un desarrollo sostenible.
Ahora, este mes de noviembre, todas y todos tenemos la ocasión de participar en una acción de gran importancia: contribuir a crear un clima social que obligue a los responsables políticos a firmar, en la Convención Mundial del Clima que se inaugura en Durban el próximo 28, el acuerdo ambicioso, justo y vinculante de reducción de gases de efecto invernadero que reclama la comunidad científica como requisito de un futuro sostenible (ver boletín 69 enhttp://www.oei.es/decada/boletin069.php). El futuro de siete mil millones de seres humanos, el futuro de todos nosotros, está en juego. Podemos y debemos lograrlo. No nos dejemos dominar ni por el derrotismo ni por la pasividad.
Educadores por la sostenibilidad
Boletín Nº 72, 1 de noviembre de 2011
http://www.oei.es/decada/boletin072.php
Boletín Nº 72, 1 de noviembre de 2011
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